“El camino hacia la paz exige el respeto de la vida, de toda vida humana, empezando por la del niño no nacido en el seno materno, que no puede ser suprimida ni convertirse en un producto comercial”, sostuvo el pontífice este lunes al dar en el Vaticano su tradicional discurso de inicio de año al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede.
“En este sentido, considero deplorable la práctica de la llamada maternidad subrogada, que ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño; y se basa en la explotación de la situación de necesidad material de la madre”, agregó luego el Papa ante representantes de los 184 Estados que mantienen relaciones con el Vaticano.
Para el Papa, “un hijo es siempre un don y nunca el objeto de un contrato”.
“Por ello, hago un llamamiento para que la Comunidad internacional se comprometa a prohibir universalmente esta práctica”, reclamó, en línea con las políticas promovidas por Gobiernos como el italiano para que la práctica se considere un delito perseguido en cualquier país en el que se cometa.
Tras repasar los principales conflictos abiertos en el mundo, el Papa sostuvo en su discurso que “en cada momento de su existencia, la vida humana debe ser preservada y tutelada, aunque constató, con pesar, especialmente en Occidente, la persistente difusión de una cultura de la muerte que, en nombre de una falsa compasión, descarta a los niños, los ancianos y los enfermos”.
En ese marco, Jorge Bergoglio lamentó “los intentos que se han producido en las últimas décadas de introducir nuevos derechos, no del todo compatibles respecto a los definidos originalmente y no siempre aceptables” que “han dado lugar a colonizaciones ideológicas”.
En ese grupo, el Papa aseveró que “ocupa un lugar central la teoría de género, que es extremadamente peligrosa porque borra las diferencias en su pretensión de igualar a todos”.
“Tales colonizaciones ideológicas provocan heridas y divisiones entre los Estados, en lugar de favorecer la construcción de la paz”, enfatizó.
Además de reclamar el fin de la carrera armamentística y abogar por una respuesta eficaz al cambio climático, el Papa puso su atención también en el desafío de la Inteligencia Artificial.
“Se impone, pues, una atenta reflexión a todos los niveles, nacional e internacional, político y social, para que el desarrollo de la inteligencia artificial permanezca al servicio del hombre, fomentando y no obstaculizando, sobre todo en los jóvenes, las relaciones interpersonales, un sano espíritu de fraternidad y un pensamiento crítico capaz de discernimiento”, enfatizó. Fuente: El Once